Mesón El Viejo Molino

Muy mal trato, no volvería.

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Un restaurante para salir del paso. Normal.

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Lugar diferente espacioso de techos altos cómodo bonito buenas tapas y raciones bien de precio cerveza fría el servicio amable quizás algo lento y despistado pero es un lugar aconsejable y para repetir

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Local rústico y muy original. Antiguo molino. Menú del día asequible y muy buena relación calida-precio. Terraza exterior con barra. Estupenda atención y buen servicio. Muy recomendable. Volveremos

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Hemos parado a tomar unas tapas, y el sitio es muy acogedor y tranquilo. Eso si, hay que ir preparado de abrigo, porque es un patio al aire libre, aunque tambien hay un comedor dentro, el cual supongo sera para comer a carta. Habia solo un camarero, pero suficiente con su profesionalidad, rapidez y eficacia. Las tapas muy ricas, buen presentadas, y una muy buena cerveza.

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Aunque tiene su correspondiente letrero, si no se conoce de antemano, y se pasa algo distraído por la avenida González Robles, se puede pasar de largo por este estupendo lugar. Desde fuera únicamente se aprecia una pequeña entrada, cuyo interior sorprende una vez que se entra por ella, dando acceso a un encantador patio interior ligeramente cubierto que permite disfrutar de la sensación de estar en el exterior, pero sin que el sol incida directamente sobre nosotros. Dispone de menú del día a un precio intermedio, pero cuidado y bien elaborado, así como gustoso y sabroso, con una buena presentacion servido con trato agradable y cercano. En mi caso tomé un revuelto de espárragos, coronado por un crujiente de jamón serrano, y una fritura de calamares, acompañado por una cerveza Amstel tostada (de botellín grande), y un puding de postre.

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El patio es amplio, aunque las mesas están muy juntas. El servicio ni fu no fa, los camareros con la mascarilla por debajo de la nariz. La comida..... se salvan las croquetas y son normalitas. La ensalada se supone que llevaba más ingredientes, aunque traía lo básico. Las patatas recalentadas, el magro con tomate más grasa que magro, los huevos del plato alpujarreño completamente pasados y para colmo nos cobran un servicio de pan que no vimos.

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