Cerezo Café

Me atendieron fatal , cuando llevábamos un cuarto de hora , nos quitaron las bebidas invitándome a que si no quería más nos iríamos, y tenía mesas vacías, y en vez de descafeinado me puso un café, me he acordado de su familia . Un menos 20

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Me atendieron fatal , cuando llevábamos un cuarto de hora , nos quitaron las bebidas invitándome a que si no quería más nos iríamos, y tenía mesas vacías, y en vez de descafeinado me puso un café, me he acordado de su familia . Un menos 20

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Pues sobre la comida y bebida no puedo opinar. Nos sentamos en la terraza, había tres mesas más ocupadas, y muchas libres, pasa un camarero y nos mira, no se acerca. Como él pasa otro, y hace lo mismo. Después de esperar un buen rato, decidimos levantarnos e irnos al bar de al lado. Todo un acierto. No me sorprenden en absoluto las malas valoraciones que tiene este bar.

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Agradable terraza en la plaza de Guadalupe, con magníficas vistas del monasterio y la iglesia. Perfecta para tomarse un descanso con una cerveza y una tapa. El servicio es muy normalito, típico de los sitios con demasiado turismo. Cuidado con las famosas morcillas del país: las recuerdas involuntariamente durante el resto del día.

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Pues vistas las anteriores opiniones debimos tener muchísima suerte pero nuestra experiencia fue muy buena. Nos sentamos para picar algo y tomamos unas migas completas que estaban muy bien, una tapa (media) morcilla que estaba riquísima y una tapa (tres trozos majos) de bacalao que nos parecieron también muy ricos. Al final empezaba a lloviznar y el camarero, muy amable, se ofreció a prepararnos otra mesa resguardados bajo un toldo para que pudiéramos tomar el café. Todo ello sentados en una plaza con estupendas vistas al monasterio.

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Asqueroso. Menú del día terrible. El arroz más seco que la mojama, ni me lo pude comer. El pollo menos mal que llevamos al perro para que se lo comiera. Pedimos unos calamares y tenían hasta un plástico. Y en un flan que me pedí venía un pelo largo negro. La atención nefasta. Me fui casi sin comer y con un agujero en la cartera.

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Como os lo explico... No vayáis, aunque os den dinero. Con el sitio tan privilegiado que tienen y como la cagan con la comida y el servicio. Las migas, foto, estaban más secas que el ojo de un tuerto. La paella seca, las judías verdes sosas, el pollo asado, que mira que es difícil que esté malo, pues si, aquí es una baba gelatinosa incomible y el filete de pescado, que no te dicen cual es, parecía chicle. Si a esto le sumas que los camareros van a su rollo, nos atendieron 4 diferentes y a cada cual más nefasto. Otra cosa, no os salgáis de lo que pone en el menú, 14€ era el precio, y pidáis una fanta de naranja o una casera, que no están en el menú, cosa que no entiendo, porque os sacan los ojos sin más. Mira que me fastidia poner esta reseña porque el pueblo es encantador y el Monasterio una pasada, pero las cosas claras. Hay más restaurantes si buscáis un poquito y seguro que son mejores, porque ser peor que éste, lo dudo.

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