Txirimiri Ferraz

Lo primero a destacar es lo positivo: la comida es deliciosa. Txirimiri sabe sazonar y presentar sus platos muy bien. He probado los chipirones fritos, las albóndigas, el arroz meloso, las zamburiñas a la parrilla, el txuletón de vaca vieja, el surtido de croquetas (txipirón, txuletón, jamón, boletus) y las gyozas con salsa Pekín. Los recomiendo todos, y aún me queda por probar más de la carta. Lo negativo es el trato del staff. Una vez pedí chipirones fritos y me trajeron a la plancha; al pedir el cambio, la camarera fue grosera. En otra ocasión, un plato llegó con un pelo largo rubio y, al reclamar, la misma camarera me culpó a mí. Creo que falta tacto y asumir responsabilidad con los clientes. En mi última visita, en julio de 2025, nos atendió un camarero muy amable y lo agradecí mucho. En general, vuelvo por el sabor y la ubicación, aunque la atención depende de quién te atienda. En conclusión: recomiendo la comida, que es excelente, y con suerte tendrás también un buen servicio.

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La carne es espectacular, muy rica, y la atención también estuvo a la altura. Quizá la tortilla me decepcionó un poco, la encontré algo chiclosa y con un sabor menos especial de lo esperado. Volveré para darle otra oportunidad, porque creo que puede haber sido un mal día. En general, el restaurante está bien y la atención es muy maja. Sin embargo, eché en falta que los postres fueran elaborados en la propia cocina; al ser de obrador, le resta valor a la experiencia. En este mundo moderno, lo cómodo a veces va en detrimento de la calidad. Pagar 8 euros por una tarta de queso de obrador con poco sabor me parece excesivo. En fin, una experiencia buena en conjunto, aunque con aspectos a mejorar.

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Fuimos a Txirimiri Ferraz durante nuestra visita a Madrid y nos fuimos con una sonrisa enorme. Probamos la tortilla de patatas con trufa, las gyozas de la casa y las delicias de Idiazábal, todo delicioso. El ambiente era muy bueno y agradable, perfecto para disfrutar de la cena. La relación calidad-precio fue un 10. Pero lo que de verdad hizo la noche especial fue Doramas. Sus recomendaciones, su atención y la cercanía con la que nos trató hicieron que nos sintiéramos como en casa. Si volvemos a Madrid, además de por la comida, será para volver a vivir una experiencia así de bien cuidada. ¡Gracias por todo!

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Las expectativas, altas por las reseñas, no se vieron del todo cumplidas. La cocina es correcta, aunque más cercana a una visión madrileña de lo vasco que a su esencia real. Los pinchos no brillaron, pero el cazón y los postres sí dejaron buen sabor. Un lugar correcto, sin sorpresas.

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¡Un restaurante espectacular en Madrid! Todo estaba buenísimo, con especial mención a la tortilla y los huevos rotos, que estaban simplemente increíbles: jugosos, sabrosos y en su punto justo. El ambiente es muy agradable y el servicio también fue muy atento. Sin duda, recomiendo este sitio a quien quiera disfrutar de buena comida casera con sabor auténtico. ¡Volveré!

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