Taberna La Viña del Abuelo

Hemos comido en familia un Domingo. Previa reserva y casi hemos comido solos en el salón. Poco ambiente pero un sitio acogedor y elegante con la bodega al lado. El camarero que nos ha atendido durante la comida a sido muy atento y amable en todo momento. Respecto a la comida tres entrantes y un segundo de pincho de lechazo y bacalao , muy satisfechos con la calidad de la comida. Por poner un pero !! La carta de vinos estando en Toro poca variedad y sin vinos de renombre de la zona. Recomendable , seguramente repetiremos.

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Muy recomendable! Al llegar nos hicieron un pequeño recorrido por la bodega. Tienen abajo unas cuantas mesas para tomar algo y picotear, y arriba un pequeño comedor con vistas a la bodega y es muy bonito. Recomiendo reservar porque hay muy pocas mesas. Pudimos probar un vino tinto dulce de su bodega, muy bueno si no te gusta el vino fuerte. Las raciones son grandes, de precio está muy bien, y todo muy bueno. Como detalle, que modifiquen algunas cosas de la carta, como el “Queso manchego” puesto que te sirven buenísimos quesos de allí, y los champiñones que no son rellenos. La carne estaba muy tierna y te ponen en la mesa una piedra caliente. Todos los camareros muy atentos. Nos explicaron que las mesas en la bodega son para actos grandes y cortos, donde no alteran mucho la temperatura ambiente, pero no es posible reservar allí para una comida o cena habitual.

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Nos regalaron nuestros hijos una visita guiada con degustación de vino y tapa. Rubén nos ha explicado perfectamente todo el proceso del vino. Nos hemos tomado un vino, que ha sido una grata sorpresa con una croqueta de gamba buenísima. Nos hemos quedado a comer allí en el restaurante que tienen y no hemos podido elegir mejor. El personal encantador, nos ha atendido un chico simpático y muy competente. Hemos pedido una de gambas al ajillo, arroz a la Zamorana y una tarta de queso, la mejor q he comido en mi vida y eso que es mi postre favorito. Recomendable 100%

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Atención excelente. Tanto el encargado como el camarero encantadores. Nos invitaron a la sopa de ajo, café y chupitos. Probamos sus famosas gambas al ajillo, unas croquetas de camarones buenísimas, parrillada de verduras perfecta, y setas con jamón. De cierre la torrija. Al estar el restaurante en la misma bodega se pueden comprar sus vinos. Muy recomendable.

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Fuimos a comer sin reserva y nos sorprendió que el lugar estuviera bastante vacío. Pedimos dos entrantes, las gambas y las croquetas, y ambos estuvieron espectaculares, una puntuación de 10 sin duda. El arroz a la zamorana fue simplemente increíble, lo recomiendo encarecidamente. El camarero fue un acierto total, respondió a todas nuestras preguntas y acertó con las cantidades. Una experiencia muy satisfactoria en general. Por último, el camarero una recorrida por la bodega.

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