Restaurante El Tomate de las Rozas

Ambiente tranquilo, para disfrutar de una pequeña celebración familiar, con platos con buena calidad y cantidad.

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Nueva visita (si vuelvo es porque me gusta) que me reafirma: es uno de los mejores restaurantes de la zona, lo que es lógico porque los precios no son bajos, pero en relación con la calidad está más que aceptable. Excelentes materia prima (la parrillada de verduras, que compartimos, fue de las mejores, quizás la mejor, que he tomado nunca). Excelente presentación de los postres (mango y melón): la sencillez casa con la belleza. Cocina abierta durante todo el horario, se puede comenzar a comer, por ejemplo, a las 5 de la tarde. Servicio profesional. O sea: se mantiene y volveremos.

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Al sentarnos en la terraza a las 13:35 el 0408 y no atendernos nadie durante 10 minutos, entramos a preguntar si podíamos pasar con mascota. La persona que nos atiende estaba cortando jamón, y con muy malas formas y una actitud muy desagradable nos indica que no, y que en la terraza tampoco se puede estar con mascotas. Le hacemos saber que no hay ningún indicador que lo prohíba, ni dentro ni fuera, y nos contesta con un tono altamente despectivo que en todo caso tiene que estar indicado que si se admiten. No lo entendimos. En fin, si está siempre este señor no os recomiendo que vayáis.

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Local muy amplio y bien decorado, con terraza cubierta, zona de barra y comedor con buen espacio entre las mesas. Tanto el producto como el trato en cocina, espectacular. Sin duda, alta calidad tanto en marisco, como en pescados y en carnes. Muy recomendable.

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Cómo ganarse a pulso una reseña negativa (y asegurarse de que no vuelva jamás) Vivo en Las Rozas desde hace más de 25 años. En su día, este restaurante fue un sitio más que digno. Pero hace más de una década decidí dejar de venir: la calidad fue cayendo en picado mientras los precios subían con entusiasmo. Hoy, por pura educación y cariño a unas amigas que ya estaban allí, he vuelto. Craso error. 🫣 Éramos cuatro. Pedimos una ensaladilla (que, con todo el respeto, está mejor la del Mercadona 🛒), unas croquetas olvidables y unos chipirones tan duros que necesitaban sierra más que tenedor. El postre —un milhojas para compartir entre cuatro— era pequeño, mediocre y totalmente prescindible. No creo que tuviera más de cien hojas 😉. De bebida, dos copas de vino cada una. Total: 120 €, redondeando con propina. Casi 30 € por persona por una comida que olvidaré rápido… o no, por lo surrealista del final. 🧾 Subo foto del milhojas para que no quede duda de que esta reseña es real. No soy de la competencia, no me invento nada y estoy segura de que todos los camarerosas me recuerdan perfectamente. La única nota positiva fue la camarera Angie: profesional, amable y resolutiva. 🌟 Ojalá acabe en un restaurante a su altura. Le pregunté si tenían Instagram para poder recomendarla… y entonces apareció quien parecía ser el dueño. Ella misma le preguntó por las redes sociales y él respondió, literalmente: “No, no tenemos, yo de

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