Maranatha Restaurant Bar Buffet

Queríamos probar la comida latina y nos pareció una buena opción cerca de casa, llegamos el sábado por la noche a las 22:10, nada más llegar nos avisaron de que tendríamos que tener un poco de paciencia que estaban a tope y los platos iban a tardar un poco pero la verdad es que no tardaron más de 10’, las camareras fueron súper amables, la terraza estaba llena pero no había un ruido excesivo, se estaba genial de temperatura y los platos estaban realmente deliciosos, como sugerencia.. si las patatas fueran caseras ya sería un 10 total, pero el notable alto no se lo quita nadie, mi sincera enhorabuena, volveremos sin duda!

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Una vergüenza de sitio. Una falta de respeto total. Entramos con hambre y salimos con asco. Las croquetas congeladas por dentro, duras, frías, incomibles. Los calamares fritos rebosaban aceite, una auténtica bomba estomacal. Pero eso fue solo el comienzo. Los platos mal todos, uno tras otro. Trajeron cosas que no habíamos pedido, las devolvimos, volvieron a fallar. Y mientras tanto, una espera interminable sin una sola disculpa ni explicación. Y por si fuera poco, los precios de la cuenta no coincidían con los de la carta. Intentas reclamar y nadie sabe nada. Silencio absoluto. Te cobran lo que quieren, y encima mal servido. Una experiencia asquerosa, estresante y lamentable. Si buscas comer bien, evita este sitio como si fuera una trampa. Porque lo es. No vuelvo jamás.

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Desde el principio todo fue un caos. Croquetas congeladas por dentro, calamares bañados en aceite como si compitieran por el premio al plato más grasiento del año, y una sucesión de errores en los pedidos que parecía una broma. Pedimos algo y traían otra cosa. Lo devolvíamos y volvían a fallar. Y entre error y error, una espera interminable. Pero lo mejor fue al final: nos cobraron más de lo que decía la carta. Y por supuesto, nadie supo dar una explicación, ni una disculpa. Lo único coherente de toda la experiencia fue lo mala que fue de principio a fin. Hay muchos sitios donde comer bien y ser tratados con respeto. Este es el claro ejemplo de lo que hay que evitar.

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Una de las peores experiencias gastronómicas que he tenido. Fuimos con ganas de disfrutar, pero desde el minuto uno fue un desastre tras otro. Las croquetas llegaron frías por dentro, literalmente congeladas. Inaceptable. Los pedidos nos los trajeron todos mal: platos cambiados, ingredientes equivocados, y aún así tardaron muchísimo en servir. Tuvimos que pedir que cambiaran los platos varias veces porque no coincidía nada con lo que habíamos pedido. Los calamares fritos goteaban aceite como si los hubieran sacado directamente de la freidora sin escurrir. Pesados, mal presentados y difíciles de comer. La espera fue eterna. No una espera normal de un restaurante lleno, sino una dejadez absoluta. Y lo peor es que no hubo ni una disculpa real ni un intento serio de compensarlo. Para colmo, los precios no cuadraban con los de la carta. Algunos platos nos los cobraron por encima de lo indicado, y cuando lo comentamos, nadie supo darnos una explicación clara y encima MUY mala educación por su parte, simplemente vergonzoso. Entiendo que puedan tener un mal día, pero esto no fue un error puntual: fue una cadena de fallos y una falta de profesionalidad total. No lo recomiendo en absoluto. Mucho que mejorar, tanto en cocina, como en atención y transparencia.

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Un lugar muy cálido para disfrutar con amigos. Muy buena la atención de todos.

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