Chapel Bar

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Decoración: genial. Camareros: a pesar de los intentos de ser amigables, lamentablemente nos sentimos confundidos y presionados, ya que primero nos dijeron que primero llegaban primero para sentarse y luego nos dijeron que había una lista de espera y luego nos echaron de nuestras sillas. Rojo una notificación de grito de que se trataba de un lugar tranquilo, desconocido, fácil de escribir, lo sabía mejor, pero lo intenté de todos modos. Fuerte y lleno de gente ... no vale la pena. El camarero no era amable y las bebidas no eran buenas. Malos martinis y mala sugerencia en el vino cuando un taxi Sauvignon no estaba disponible. La única razón para la segunda estrella es por la decoración y el hecho de que el personal no era exactamente horrible, pero tampoco fue súper servicial o acogedor, ya que nos echaron y no ofrecieron ninguna compensación por la incómoda situación.

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A través de una puerta sin pretensiones de un museo se encuentra el Chapel Bar. Deliciosamente encantador, los cócteles están bien elaborados, al igual que la decoración. El ambiente tenuemente iluminado es relajante y también puede hacerte pensar que has tomado un cóctel más de lo que lo has hecho. Definitivamente un lugar que vale la pena visitar.

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