Bar La Bodega Salobreña

Servicio nefasto, tuvimos que pedirle más de tres veces al camarero las bebidas, después de estar más de media hora sentados en la terraza ya con la bebidas casi acabadas les pedimos las tapas ya que no la habían traído y nos contesta un poco borde diciéndonos que las estaban preparando. Al seguir esperando y no traernos nada hemos decidido pedir la cuenta e irnos (mientras tanto el camarero no paraba de sacarle tapas a una de unos familiares, amigos o conocidos). No volveremos más y tampoco lo recomendaremos, una familia de la mesa de al lado también estaban igual que nosotros. Fatal todo.

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Los camareros son atentos y muy amables. Pedimos una ensalada de tomates, aguacates y anchoas y una parrillada de ibéricos para tres, estaba exquisito todo. Por poner un pero la guarnición era escasa. Aún así es recomendable 100% porque las carnes las elaboran muy bien.

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Es la primera vez que he ido con la nueva gerencia. El camarero( Ángel creo que se llama, Madrileño), nos atendió de forma excepcional aunque ya estaba a punto de cerrar la cocina. Pedimos una parrillada de carne que estaba fabulosa. También un violín (barra chapata) ibérico y unos croquetones.....todo espectacular. Lo recomiendo al 100% si pasas por Salobreña. Tengo pendiente y ya hablado el Tomahawk.....1200 de chuletón......nada mal de precio como está la cosa. El gerente lleva muy bien el sitio, lleva años en la hostelería y sabe como contentar a la clientela. Sitio para repetir sin duda.

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Disculpar en primer lugar al otro camarero porque ha sido atento y educado. El camarero mayor, además de tirar las cosas en la mesa sin preguntar, nos deja sin servir 20 minutos en los que le preguntamos amablemente si nos puede servir, diciendo que ya vendrá mientras atiende a otras mesas que conoce, mientras nos ignora. Deja las cosas en la mesa sin mediar palabra, pasando la bebida por encima de un ordenador mientras intento apartarlo para no ocasionarle molestias. Pedimos dos tapas extra diferentes a su compañero, repito, muy amable a diferencia de él. Nos tira dos tapas iguales de nuevo sin dirigirnos la palabra y nos ignora, mientras a la mesa de al lado, que conoce, le cambia la tapa por migas. Muy descortés, una lástima porque la terraza es muy cómoda y su compañero un profesional. Encima, por una tapa extra que no era y sin traernos la que regalan con la consumición, que se ve que a otros clientes se la cambian a gusto, un precio muy razonable, para no volver.

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No lo recomiendo en absoluto. Entiendo que la cocina tiene un horario pero en mi opinión cerrar la cocina a las 11 de la noche un viernes no es lo ideal. Llegamos a las 22:50 horas y ya la tapa fue algo frío (embutidos). Pedimos una segunda ronda a las 23:25 y ya ni tapa ni nada, ni aceitunas siquiera. Las 9 personas que fuimos desde luego que no volveremos.

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